
Una localidad murciana lleva cuarenta y ocho horas sumida en el caos y sin saber si tiene alcalde o no. Tampoco saben si votaron a alguien y, de ser así, si fue al alcalde o a los vecinos.
La confusión reina en la población desde el pasado domingo, cuando con el inicio de los comicios electorales las dudas razonables brotaron.
Los habitantes, que no desean que se sepa de dónde son, tienen fama de llevar el proceso democrático hasta sus últimas consecuencias y esto es claro ejemplo de ello. Su actual edil en funciones, Melvin Gárgolas, afirma ser un defensor a ultranza de las instituciones y el pueblo: «Siempre he apostado por que sea el alcalde quien elige a los vecinos que eligen el alcalde, y mucho españoles«.
Por su parte, un portavoz que representa al casi medio millón de habitantes de la localidad afirma con resignación que no dejan de estar confundidos, y que «éste es un pueblo de mucha cultura, de unas peculiaridades de gran valor y de un folklore muy variado, pero un pueblo muy cerrado, ¿sabe? Se tiene miedo de lo que venga de fuera, por lo que pueda ocurrirle a las mujeres, usted ya me entiende».
Esperemos que el embrollo se solucione pronto.