
Tras dimitir de sus cargos políticos, Pablo Iglesias se ha cortado la melena en un gesto que algunos atribuyen de gran simbolismo. Sin embargo, el ex vicepresidente del gobierno confiesa que «estaba hasta los cojones de soltar pelos en la bañera«. Atrás quedan expresiones como «El Coletas» o «El Moños de Galapagar». Sus adversarios políticos quedan huérfanos de recursos para ofender a alguien por su aspecto físico.
Lo cierto es que los medios conservadores, el PSOE al completo y la gente que se declara de izquierdas pero que nunca vota porque no hay nadie que le presente, reconocen que ese corte de pelo le sienta bien. Incluso a la influyente Ana Rosa Quintana, crítica con los planteamientos políticos de Iglesias, se le ha quebrado la voz al mostrar las imágenes en pantalla: «Está guapo, hay que reconocerlo. Eso sí, para mí siempre será el vicepandemias.
En un sentido parecido se ha expresado Carlos Herrera, quien ha declarado en la COPE que «al macho alfa de PODEMOS le queda bien el pelo corto, heterosexualmente hablando; no se me confundan ustedes».
En cuanto a VOX y a Joaquín Leguina, fuentes cercanas a la Edad Media confirman que seguirán refiriéndose a él como rata chepuda, por coherencia con los principios del Movimiento, y que afortunadamente podrán seguir llamando feminazis y maricas a otras personas.