El consistorio no quiere que el Emérito se caiga y tenga que disculparse

La localidad de Sanxenxo ha acogido a su majestad Juan Carlos I en olor de multitudes. Atrás han quedado sus escándalos probadamente demostrados de actividad delictiva (pero presuntos para esta redacción). Los sanxenxomitas, acostumbrados a cosas peores han aplaudido a la comitiva de su llegada, formada por treinta coches blindados y una tanqueta, siempre con cargo al Estado.
El alcalde de la localidad pontevedresa ha querido estar a la altura de las circunstancias, sin escatimar gastos públicos, para acolchar todo el paseo de la playa de Silgar, así como el muelle deportivo al completo. «Su Majestad es propensa a las caídas, tanto de Roma como de asfalto, y no queremos que se lastime. Los 47.000.000 € que ha supuesto la inversión en colchonetas revertirán en más visitas de monarcas eméritos», ha afirmado Telmo Chamberlain, alcalde de Sanxenxo.

La intención de Don Juan Carlos es disfrutar de las regatas marineras de la hospitalidad de un amigo suyo y alguna que otra mariscada. Los sondeos más optimistas estiman que la llegada del Rey supondrá un desembolso para éste de unos 0,30 euros, dado el despliegue de dádivas que alfombrarán su estancia.