En vísperas del especial que el programa rinde a los hermanos Bogdanov
«Allí no había más que polvo y cabezas de jíbaros«, declara Remedios Cabuérniga, una empleada Atresmedia de limpieza que lleva en la casa desde 1993.
Todo comenzó la mañana de ayer, cuando Remedios inició su jornada laboral. Apiló papeles, alineó calaveras y paso la mopa. Hasta que se percató de que apenas se notaba la diferencia, así que cogió el toro por los cuernos y empezó a retirar cosas que, a su juicio, eran basura.
La cara de Iker Jiménez al llegar al estudio para la grabación fue todo un poema. Toda su colección de elementos paranormales, que llevaba acaparando desde 1983, había desaparecido. Sus cráneos de yeti, las estrellas ninja de Bruce Lee, un hechizo de los «Illuminati», todo se había evaporado. La mesa donde siempre hay papeles viejos y enrollados estaba sin nada. El estudio de «Cuarto Milenio» estaba pulcro y desinfectado, pero vacío.
Afortunadamente todo quedó en un susto: en el contenedor amarillo aún permanecía todo el atrezzo, por lo que todo el utillaje pudo reponerse a su lugar y dejar la «nave del misterio» como siempre, con esa amalgama de elementos enigmáticos que invitan a la reflexión.
Se cree que de haber pasado el camión de la basura unos minutos antes, la Humanidad se hubiera quedado para siempre sin descubrir el enigma de la Atlántida o el misterio de los niños lagarto de Benavente.
El programa de hoy recuerda a los hermanos Igor y Grichka Bogdanov.
