
Tras varias semanas de terror e incertidumbre, el equipo de Iker Jiménez descartó ayer que un hogar en Almazán fuera terreno abonado para presencias fantasmales y otros espíritus malignos.
La sospecha saltó cuando en la vivienda de la familia Galgo-Podencos su gato empezó a quedarse quieto y mirando a una pared. Una pared en la que no hay nada, ni gotelé.
«Creíamos que en casa había un poltergeist o algo, en plan«, dice Tania Podencos, propietaria y amiga de Michi, un precioso gato de raza gran danés.
Alertados por el caso, el equipo de Cuarto Milenio, comandado por Iker Jiménez, acudió a la localidad soriana, dónde después de aplicar polvos de talco y espray antiespectros se concluyó que en la casa no hay ni fantasmas ni ovnis. «Eso sí, hay unas pelotillas de pelo que dan miedo«, concluyó el periodista.