Así lo ha confirmado a esta redacción Baltasar Gracián, delegado de playas y arenales de la Consejería de Turismo. Según el máximo responsable de este negociado se hace “absolutamente necesario” tomar una medida que será pionera en Europa y que ataja de raíz un problema que “ya llevaba demasiado tiempo coleando”. La propuesta será consensuada en el Parlamento con todos los grupos políticos antes de final de año.

Se trata de una medida que puede parecer propia de otro tiempo pero en general está siendo bien aceptada por la sociedad cántabra. Herminio Cayón –ganadero jubilado- presta su voz a los damnificados y afirma que , aunque él no había ido a la playa durante sus setenta y cinco años de vida por ser “más de prao” le habían dicho que allí iban “veraneantas y que algunas estaban buenísimas”. Así es que , ni corto ni perezoso, se dirigió a los arenales cántabros por primera vez en su vida para acabar en una playa nudista.
La sorpresa de Herminio dio paso al estupor al comprobar la superioridad genital de los bañistas de razas negras y asimiladas. “mientras estaban tomando el baño, todo iba bien pero cuando salían me sentí amenazado en lo más íntimo”. Herminio, un hombre bragado, confiesa haber tenido miedo por primera vez a pesar de estar acostumbrado a la desnudez del ganado en libertad.
Desde Consejería se comprometen a delimitar, clara y diáfanamente los sectores “genitalmente accesibles” con cartelería gráfica y multilingüe.