
Pese a que el uso de mascarillas sigue siendo un inconveniente para la mayor parte de los españoles, hay quien ya ha visto el vaso lleno.
Y es que gracias a su uso, un grupo de emprendedores, que casualmente habían instalado en sus mascarillas los colores de la bandera nacional, han encontrado una magnífica finalidad: descubrir a compatriotas dentro de España.
«Antes podías ir por ahí y no reconocías a un español de verdad, y ahora sí«, asegura Kevin Milans del Bosch, diseñador del producto.
Tal está siendo el número de encuentros que incluso se ha popularizado un saludo propio entre los usuarios de estas mascarillas, quienes al cruzarse alzan el brazo derecho con la palma hacia abajo. Nuevas costumbres para un nuevo mundo que dará lugar a multitud de divertidas historias.