
Tras las numerosas denuncias a curas de todas las órdenes religiosas, los Jesuitas han decidido añadir a sus votos el de castidad. La medida, tomada por el cónclave de Cosas de Jesuítas supone un avance en la modernidad y acercamiento de la fe cristiana al pueblo, cada vez más ateo y afeminado (sic). La orden admite que desde 1927 se han realizado cerca de 4.350.693 abusos sexuales y que, lejos de ayudar, les ha ocasionado un engorro legal y mucho papeleo.
«Aunque se trata de casos aislados, tocar niños siempre nos ha traído problemas, así que cortamos por lo sano y cada mochuelo a su sotana», ha dicho el padre Ignacio Vidal, prior de la diócesis de Alpedrete .
La medida no ha sido del agrado de párrocos ni obispos ya que atentaría contra el libre albedrío y la impunidad secular del ministerio sacerdotal.