
La polémica sobre las recientes correrías de Boris Johnson en Downing Street no parece afectar a los turistas británicos que actualmente pasan sus vacaciones en Benidorm. «Los ingleses», como se les conoce en la localidad alicantina, pasan sus días en un dulce transcurrir que va de la cama a la cervecería y viceversa. Por eso no comprenden cuál es la polémica.
«Si no puedes beber cerveza hasta ponerte lacasito cuando quieras, ¿de qué sirve ser primer ministro?», afirma Charles Fergusson-Bowles, portavoz para España y Portugal de la BEODO (British & English Overseas Drunk OhMyGod).
El Reino Unido dispone de un complejo plan social de conciliación para padres, madres y tutores que desean tomarse sus pintas mientras sus hijos crecen, por lo que la actitud de Johnson, extraña a ojos de gente sensata, está totalmente normalizada en ese país.