
“Este marrón se lo va a comer vuestra pxxa madre” era el sorprendente mensaje que apareció en la pantalla del centro de datos del Ministerio de Justicia conectada con la supercomputadora Proteus V, recientemente adquirida por una cantidad que no ha trascendido, pero que se intuye estratosférica. El cometido de la nueva inteligencia artificial era tramitar los expedientes atrasados que colman las salas de los juzgados españoles y -de esta manera- solucionar de una vez el colapso en el que se encuentran.
“Se trata de un tipo de inteligencia artificial muy sofisticado que aprende tanto de sus errores como de los de los demás” afirma Helmut Schwanzlecker, creador de la supercomputadora. Según el ingeniero, el sistema es capaz de calcular 11,38 ³ gigaflops/ segundo aunque toda esta potencia no estaba pensada en realidad para trabajar con las múltiples variables e incoherencias de nuestro sistema legal.
El Ministerio de Justicia español autorizó la compra al encontrarse el cadáver descompuesto de Felicitas Gutiérrez, secretaria del juzgado número tres de Guarroman bajo un cúmulo de legajos de una tonelada de peso. El cuerpo de la funcionaria no fue hallado hasta tres semanas después de que se desplomase la imponente pila de documentos ya que “vivía sola y era muy rarita”. Según indican sus afectados colegas no fue el olor lo que llevó a su localización sino la búsqueda de un expediente por un accidente de diligencia acaecido en 1889.