
Semanas después del desengaño amoroso que convirtió la apacible vida de Tamara Falcó en un infierno, la marquesa de Griñón vuelve a sus quehaceres, corriendo así un tupido velo a uno de los capítulos más terribles de su vida.
A la hija de Isabel Preysler se la ha vuelto a ver con una sonrisa y un bolso colgado del codo mientras miraba escaparates. En una conocida calle madrileña, varios de sus asistentes ayudaron a la adolescente a acarrear los numerosos paquetes y sombrereras desde las tiendas hasta el maletero de su calesa.
Tamara Falcó ha declarado, en una perfecta dicción, su intención de emular a la actual pareja de su madre, Mario Vargas Llosa, aunque sólo durante las horas de siesta. Completará su falta de actividad profesional acudiendo a «El Hormiguero«, donde varias personas adultas le reirán sus divertidas anécdotas, de momento, una vez a la semana.
También confiesa sentirse muy aliviada de regresar a Madrid, pues así las posibilidades de encontrarse con su ex- desaparecen.