
Aciaga mañana en el IES “La Quinta” de Mataporquera (Cantabria) donde el equipo directivo -aún estupefacto- no lograba explicarse cómo Ramiro Sarasola, lampista en paro, había estado impartiendo docencia directa durante casi un lustro. Una disartria congénita le había permitido pasar desapercibido ante todos los miembros de la comunidad educativa sin levantar la más mínima sospecha, llegando incluso a ostentar la jefatura del Departamento de Francés.
Según ha trascendido, Ramiro tuvo muchos problemas de integración desde pequeño, siendo objeto de los otrora populares chistes de gangosos. Tras una temporada en paro comenzó a impartir clases particulares del idioma de Baudelaire sin conocimientos previos. “Mi hija fue durante tres cursos, jamás sospechamos nada, tenía un acento increíble y la niña iba aprobando” indica una sorprendida madre a esta redacción.
Monsieur Ramiro llevó su osadía al límite al adquirir un título universitario falso y presentarse a las oposiciones donde llegó a la defensa de la programación. Según la inspección educativa de la Consejería cántabra “Ramiro era bien considerado en su centro educativo, hacía las guardias siempre, los crêpes el día de la Chandeleur y nunca se quejaba de nada”. Sus compañeros han remitido una petición formal a la Consejería para que se le convalide la experiencia laboral por una licenciatura.
El impostor -en arresto domiciliario- solo ha querido declarar a este medio que “c’est la vie” y que se encuentra “comme ci comme ça” de ánimo.