Cuando Vladimir fue escolarizado en 4º de primaria en el Colegio de las Esclavas Descalzas de Torrelodones nada parecía indicar que tuviera problemas de lectoescritura. Sin embargo, al realizar una ficha de matemáticas su maestra, Soraya Jacinta de la Cruz, detectó que escribía las letras al revés o bien que le «estaba llamando puta, con perdón, y yo no admito injerencias en mi vida privada”

Fue entonces cuando se activó el protocolo de emergencia para niños zurdos, disléxicos y/o endemoniados (PZDE) que fue pionero entre los colegios privados en España. Autorizado por el Vaticano, el protocolo aún no había sido utilizado. Se da la circunstancia de que la orientadora del centro, a instancias de Dirección, continúa realizando labores de comedor y clases de macramé en vez de informes de diagnóstico. Según Vergüenzas Ramírez, directora del colegio, “la procedencia del niño de marras no hacía presagiar nada bueno: un niño que dicen que es ortodoxo pero luego es más raro que un perro verde… no sé”.
Fuentes del obispado culpan al Ministerio de Educación y Ciencia de sobrecargar sus inmaculadas instalaciones con niños problemáticos de familias menesterosas, que se ven obligados a acoger. Críspulo María Marrón, portavoz del obispado, reclama que “se filtre con mas esmero el perfil de niño que nos llega, ya que no podemos hacer milagros”.
La familia del menor, que reside en España desde hace solo dos meses, ha mostrado su perplejidad y ha indicado que la palabra que aparece en la ficha es la trascripción al cirílico de la palabra “recta” (рцта) ya que el niño está aún familiarizándose con el alfabeto latino.