
El famoso restaurante Pro-boca-ción ha obtenido tres estrellas Michelín en la última edición de la famosa guía gastronómica. El negocio, regentado por el chef Deivid Muñiz, lleva generaciones dando de comer a sus clientes con éxito de crítica y público. Del Pro-boca–ción dicen los expertos que convierte «el prosaico acto de comer en un sacramento místico para los sentidos, siempre que se vaya sin hambre«.
Este restaurante, inaugurado durante el califato omeya, lleva la originalidad a otro nivel: por todo menú consta de una rodaja de pan -dos si hay propina- con la que rebañar los restos de salsa de una familia de inmigrantes celtas que Muñiz oculta en la despensa. De su plato estrella (empapado de miga «masa madre» con emulsión de Fritánguer) se cuenta que es exquisito, y que quien lo prueba ve el mundo con otros ojos y el bolsillo más vacío. El cubierto por persona asciende a los 670 € pero, aseguran, vale cada uno de las miguitas que se quedan en el mantel.
Un comentario
Sí, algunos restaurantes sirven raciones tan pequeñas que tienes que ir a ellos después de haber comido.