
Estamos acostumbrados a escuchar en las noticias que cuando bajan las temperaturas, máxime en una ola de calor, ya se está fresquito, a pesar de que estas pueden superar los 34º Celsius.
Y es que para los informativos, ubicados en Madrid, todo lo que allí ocurre se extrapola al resto de provincias que, además de alejadas de su órbita, pertenecen al tercer mundo.
Sin embargo, en regiones como Cantabria o Asturias, sobrepasar los 24º puede suponer riesgo serio para la salud. De hecho, las muertes por golpes de calor sobrepasan con creces los nacimientos, sobre todo en Asturias, donde el último niño nació en 2019.
Estas discrepancias climáticas llegaron a su culmen ayer por la tarde cuando un madrileño, ataviado con un anorak a 22º fue abordado por un gijonés en el conocido paseo de El Muro tras oírle decir que hacía fresquito.
«Mira, te comento, foriatu los coyones«, arremetió el asturiano afincado en Reinosa cogiéndolo por las solapas, para luego explicarle la idiosincrasia y el variado folklore de la cordillera cantábrica. El turista, aterido, procedió a interponer una denuncia en la comisaría cercana, de la que también fue expulsado por friolero y dejar un cachopo sin acabar.
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