La presidenta de la comunidad autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso ha entendido la coronación de Carlos III de Inglaterra como un motivo de ofensa profunda a la libertad y a su propia persona.
Fuentes cercanas a la presidenta indican que ésta se ha sentido ignorada en un asunto de trascendencia mundial y de competencia directa con su negociado, al no ser invitada y mucho menos consultada en el diseño de la operación «London Bridge».
La relación entre Buckingham y Madrid se remonta a la época de las novelas del Capitán Alatriste y en menor medida, los Tres Mosqueteros- siempre según Ayuso-, cuando Shakespeare pasaba las tardes con Ava Gardner bebiendo cañas de cerveza en el barrio de Malasaña, por lo que «soslayar esta circunstancia supone un oprobio a la historia de Madrid en general y a la libertad en particular».
La casa real británica aún no ha respondido a las llamadas de teléfono ni agradecido los tres días de luto en Madrid por el fallecimiento de Isabel II. Este acto, de por sí suficiente para ser tratado como casus belli supone un enfriamiento de la otrora estrecha relación entre Ayuso y los Windsor, a quien ya se ha calificado de monarquía sanchista y bilduetarra.
