Greenpeace sospecha que hay vertidos descontrolados por parte de maestros al finalizar el curso

Tal vez las coordenadas 16°16′55″N 151°78′23″O no le digan nada a la mayoría de la población. Y es que en ese lugar se ha ido erigiendo a lo largo de los años una gigantesca estructura en forma de isla como consecuencia de la basura que allí se acumula desde hace décadas. Sólo que no se trata de cualquier basura, sino de restos de manualidades realizadas en los colegios de varios continentes.
«Mierder Island», nombre provisional del lugar, fue encontrada hace unos días por un grupo de pescadores filipinos que faenaban cerca de sus aguas. Quienes la han pisado afirman que se trata de un conglomerado de elementos confeccionados por manos infantiles a base de arcilla, goma EVa, cartulina y purpurina, y que fueron a aparar allí con algún fin. Geólogos de prestigio creen que se trataría de millones de regalos hechos en el colegio por escolares de todo el planeta y que habrían entregado a los papás en el Día del Padre. El paso de los años hizo que dichos escombros, arrojados sin ningún control a la basura, se fueran uniendo misteriosamente en un lugar del Pacífico.
La geólogo y activista ambiental, Goreti Thumberg sospecha que el origen de Mierder Island se encuentra en el fin de curso escolar, cuando los maestros aprovechan estas fechas para dar salida a este tipo de productos -sin olvidar murales e instalaciones- lanzándolos al mar sin ningún tipo de control. «Los finales de curso son fechas críticas», profetiza Thumberg.
Asimismo cree que la isla podría crecer hasta tener una extensión suficiente como para albergar a la población de Dos Hermanas: «¿Hay basura en el mar? Sí, pero tendríamos mucho más espacio libre en casa».
Tazas y ceniceros con inscripciones tales como «Le quiero, padre«, o «Sos el mejor progenitor parental del orbe» pueden leerse a poco que uno baje la mirada al suelo, cuentan. Terrible.