
Dos años hace ya que Juan Carlos I se vio forzado a huir de España por la falta de tolerancia de la ley a sus negocios. Emiratos Árabes Unidos, la tierra de las oportunidades, acoge desde entonces al rey emérito de manera casi gratuita.
Tras décadas dedicado a hacer lo que él ha hecho por la democracia, el viejo monarca se ve abocado a una triste existencia, rodeado de varias muchachas veinteañeras y con el aire acondicionado puesto todo el rato. Los más allegados a su majestad dicen que está harto de ver siempre las mismas caras de los cincuenta escoltas que el Estado español le proporciona. ¿Acaso un rey inviolable tiene derecho a que se le veje de esa manera, huyendo de su país para no escuchar las reprimendas de demócratas melenudos?
¿Volverá a España? Y si es así, ¿habrá madurado o habrá que regañarlo con más insistencia? A sus 84 años, tiene la vida por delante y un montón de gente alrededor haciéndole la pelota. ¡Vuelva , Majestad, vuelva!