
Apenas 45 días después de asumir su puesto como Primera Ministra, Liz Truss dimite. Son muchas las causas que se barajan: crisis interna en el partido laboralista, falta de apoyo, lío de papeles…Pero la causa real, según los mentideros podría deberse a una apuesta.
«Hold my gin tonic» (Sujétame el cubata), parece ser que fue la frase que se oyó decir a la ya ex-premier en los pasillos del parlamento británico momentos antes del nombramiento. Y es que su mano derecha, el conservador sir Charles Reginald Galvestone, la retó en la cantina de la Cámara de los Lores a aceptar el cargo si luego dimitía.
Dicen los íntimos de Liz Truss que carisma tiene poco, pero que a cumplidora no la gana nadie, y así parece que ha sido al seguir el pliego de condiciones de la apuesta cuya finalidad era «echarnos unas risas», según el propio Galvestone. Además, tras su breve paso por Downing Street, Truss se lleva el caluroso aplauso del público y un juego de mesa basado en su experiencia, «Parliament & Chaos»
Mientras se buscan candidatos -lo cual va a ser díficil en lo relativo a buen humor e ingesta de alcohol-, el Reino Unido ya iguala a Italia en términos de inestabilidad política, y se acerca peligrosamente a Argentina. Expertos creen que sería conveniente que el próximo «premier» pasara por las urnas.