
«London bridge is down» («El puente de Londres ha caído«) es la frase en clave con la que ayer se inició el protocolo que anunciaba el fallecimiento de Isabel II. Sin embargo, lo que para todos los que estaban atentos a las noticias estaba claro, para Toni Cantó tuvo otro significado. El actor metido a político creyó que la divisa iba dirigida a él, por lo que en ese momento decidió que era tan buen momento como cualquier otro para abandonar su cargo como director de la Oficina del Español, en Madrid.
Con el enésimo cambio de destino, el actor pretende cambiar de registro para presentar un programa de televisión en una cadena que nadie conoce pero que está cercano ideológicamente a la ultraderecha. De esta manera pone punto y seguido a una trayectoria marcada por unas férreas convicciones políticas, o «trashumancia ideológica», como él mismo dice.
«La gente de izquierdas y centro derecha tiene que madurar hasta alcanzar la normalidad democrática que yo practico«, ha declarado Cantó en una extraña rueda de prensa en la que él estaba quieto pero en un pasillo rodante del aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas. De esta guisa quiso demostrar que son los demás los que se quedan atrás, «anclados en la modernidad».
Desde Buckingham han desmentido cualquier relación con el actor valenciano, quien aún así afirma haber mantenido una bonita relación de amistad con Isabel II.