Según un estudio, nuestras burlas eran injustificadas

La revista «The Lancet«, en su último número, ha publicado una investigación que hará temblar los cimientos del deporte moderno y, por extensión, de nuestra civilización.
Según el estudio, escrito por el doctor Walker-Bañuelos, las quejas y aullidos de dolor emitidos por los futbolistas cuando reciben un leve roce o un empujoncillo no son un cuento. «Son reales y en absoluto fingidas», afirman el eminente autor: «En el lance del juego el deportista segrega cantidades industriales de cuentamelasa, una enzima que activa las hormonas protesterona y mongolocina, responsables de la función de sobreactuación motora. Si a eso añadimos la acción combinada de la glándula tiroides, el cerebro entiende que el cuerpo debe tirarse, con los consiguientes gestos y volteretas varias».
En consecuencia, el organismo respondería con una profunda aflicción que se traduce en dolores más grandes incluso que los de un dolor de parto, prosigue el artículo. Por ejemplo, un empujón de hombros o un tropezón de Cristiano Ronaldo, en dolores, equivale a un parto múltiple de tres mellizos y cuatro gemelos univitelinos. De esta manera, y siguiendo una sencilla regla de tres, se calcula que en el transcurso de un partido de fútbol (90 minutos) se producen tantas veces esta situación que equivaldría a 730.000 partos, suficientes para convertir Los Monegros en una metrópoli.
La investigación de Walker-Bañuelos concluye con un llamamiento a la empatía, «pues si las parturientas jugaran al fútbol habría que ver si soportan el dolor de esos piscinazos».