“Soy de izquierdas en lo ideológico y de derechas en lo decisorio”

Rómulo Augústulo, de 49 años, es un hombre de ideología progresista que lamenta el avance de la ultraderecha en el panorama político español. Se da la circunstancia de que Rómulo lleva sin votar desde el referéndum para entrar en la OTAN (1986) ya que alega que ningún partido de izquierdas le representa al 100% porque es un hombre con principios.
“Soy de izquierdas en lo ideológico y de derechas en lo decisorio”, admite: “Las políticas sociales son geniales, baja el paro y la cobertura sanitaria es extraordinaria, pero no me gusta que sus líderes lleven falda; para eso mejor no votar”. De igual manera, y con el mismo espíritu crítico, Augústulo ve con temor cómo los partidos de corte neofascista ocupan instituciones públicas. «Hay que pararlos«- concluye- «pero no será en mi turno«. Aún así no piensa votar a nadie para dar un escarmiento al Coletas.
No es un caso aislado. Este fenómeno, que ya se denomina “síndrome del tiquismiquis que luego tolera que su pareja le mangonee”, afecta a cerca del 43% del censo electoral que se declara de izquierdas, contra el 0% de casos en votantes conservadores, que sí se identifican con alguna sigla del espectro ultracentrista.