El record de lanzamiento a distancia de paquetes ha vuelto a ser batido, en esta ocasión por un repartidor de Amazon. El trabajador, de nombre Eduard Illa, es natural de Almazán y lleva años practicando la difícil disciplina- siempre al estilo Fósbury- consistente en arrojar un paquete a sus destinatarios desde varios metros de distancia.

«El truco está en encontrar la parábola», confiesa el soriano, orgulloso de su logro. Illa, a quien la fama no le aparta de sus seres queridos, está preparándose para su próximo reto: enviar un televisor de 40 pulgadas hasta la mítica cifra de 8,90 metros, lograda por Bob Beamon en los juegos olímpicos de 1968.
Esta especialidad se originó en Boston, Massachussets, cuando un repartidor de la citada empresa se hartó de esperar los seis segundos que un norteamericano medio tarda entre percibir el timbre y abrir la puerta de su domicilio. A partir de entonces los trabajadores hallaron a forma de compaginar su medio de vida esclavista con su pasión por el deporte. En España el lanzamiento de desidia lleva poco tiempo practicándose, aunque el confinamiento ha permitido un aumento exponencial entre los jóvenes repartidores.