
Termina el curso 22/23. Con él miles de alumnos de secundaria y bachillerato afrontan su futuro con esperanza y la maleta llena de ilusiones.
Sin embargo ese futuro no lo ven igual sus profesores, formadores que durante la educación secundaria tuvieron que calificarlos y darles la titulación.
«Salen del instituto sabiendo decir media docena de palabras, y dos de ellas son «en plan»», se lamenta Sor Patricia, directora del colegio «Generalísimo Franco«, en Santander.
Como ella son muchos los docentes que sienten constantes injerencias por parte de los políticos, pues cambian leyes de Educación y les obligan a redondear la nota, por ejemplo de un 2’8 a un 8.
Ante esta situación muchos profesores denuncian que se están lanzando a la sociedad líderes por encima de nuestras posibilidades: «Los líderes del mañana son jactanciosos, saben chino y van al Conservatorio pero su capacidad prensil, inherente a los simios, está atrofiada. Eso nos asusta».
El 23 de julio muchos de esos futuros líderes votarán por primera vez.