
Blanca Paloma no ha ganado Eurovisión y España aún se lame las heridas por la ignominia sufrida. Todo un continente ha rechazado una bellísima canción flamenca, preñada de lamentos y cánticos mortuorios que cosechó un pobre decimoséptimo puesto.
Tratando de buscar responsables, la artista sólo encuentra un único fallo, y es ese precioso gesto, repetido hasta la nausea, de Blanca Paloma apuntando hacia un talento invisible con un arco también invisible.
«No logré flexionar mi codo los 73,8º como hacía en los ensayos. Yo creo que tengo codo de tenista; además me salió un tirón en los isquios«, se lamentaba la cantante después de conocer el resultado. «Va a ser eso«, respondió Martin Österdahl, máximo responsable del certamen.
A la vista de los resultados, la delegación española ya está pensando en enviar otra canción flamenca, pero sin gestos ni ritmo. Lo que viene siendo una canción festivalera.