En Bostwana sólo el 3% de los niños menores de 12 años cree en los Reyes Magos. Este sobrecogedor dato, obtenido a través del Instituto Nacional de Estadística de Bostwana, es el más bajo de toda África. Las razón estriba en la dificultad de hacer creer a los infantes botsuaneses que dos de sus compatriotas puedan adoptar los roles de Melchor y Gaspar de forma creíble en un país en el que sólo el 0,032 de la población es blanca y latifundista.

Los intentos de organizar la cabalgata en las principales ciudades del país han sido siempre grotescos. Según el misionero Baudelio Sanromán, los niños enseguida distinguen a su vecino, al fontanero o al cobrador del gas ya que “aunque esté rebozado en pintura blanca se le ven las palmas de las manos”. Sus rasgos étnicos están muy marcados y las escasas ocasiones en las que se ha logrado convencer a algún caucásico para que adopte el rol de Gaspar o Melchor han acabado en tragedia: “En 1979 el rey Melchor fue atacado por una horda de escolares, eviscerado y asado a la parrilla vuelta y vuelta”. A pesar de todo la cabalgata se retomó en 1982 entre férreas medidas de seguridad lo que no fue óbice para que a Gaspar le abriesen la cabeza de una pedrada, entre la hilaridad de los más jóvenes.
Según el Vaticano todos aquellos que fallezcan por promover una sana costumbre católica no tendrán nada que temer ya que serán beatificados y recibirán por ello la palma del martirio.