La Conferencia Episcopal Española continúa preocupada por la ausencia de apariciones marianas. Ni la virgen María ni cualquiera de sus franquicias (de Gracia, de los Dolores, la Moreneta…) ha hecho acto de presencia en ningún punto de nuestra geografía desde la aparición de Fátima en 1912. Con esta ausencia Nuestra Señora pretende respetar el distanciamiento social ya que su poder de convocatoria congrega a gran número de personas que, por su avanzada edad, son consideradas “población de riesgo”.

El padre Karras, responsable de la Oficina de Asuntos de la Virgen , admite que desde la aparición de los smartphone la virgen ha ido espaciando sus apariciones pero “siempre ha estado ahí, velando por nosotros” y que “ ya volverá cuando lo vea claro, si es que existe”. Según el prelado, está disminución de su actividad no es óbice para que se siga apareciendo en azulejos, manchas de humedad o, llegado el caso, Instagram.