
Este 6 de enero no va a ser como todos los años, al menos en el palacio de La Zarzuela. Y es que cada noche de Reyes, desde 1964, la Infanta Elena se acuesta pronto para al día siguiente recibir, como cualquier niño de España, los regalos que sus majestades de Oriente dejan sobre su zapatilla. Es decir, Melchor, Gaspar y don Juancár.
Sin embargo, este año será distinto, ya que Elena,y en menor medida Froilán, no tendrán regalo de su rey favorito, el emérito, el de verdad. La repentina huida hacia adelante de Juan Carlos I a Oriente a priori parecía una magnífica puesta en escena, pero ha hecho difícil la llegada de los regalos que, año tras año, despertaban la mayor de las ilusiones entre los niños de monarcas y criados que en palacio habitaban. «Los regalos eran formidables y muy caros«, dice un chambelán. «Un año, en 2014, llegó a haber un elefante muerto en el salón de recepciones, tan desprendido era el monarca con lo que a él le regalaban«.
Elena tendrá que esperar un año más a que su padre vuelva de Oriente. ¿Mantendrá para entonces la ilusión de la noche de reyes?