
Muchos respirarán aliviados al conocer que el Ministerio de Sanidad reconocerá por fin como enfermedad profesional una patología que -hasta ahora- había sido ridiculizada y vilipendiada por la sociedad en general. La Asociación Española de Psiquiatría ha dado el espaldarazo definitivo a aquellos afectados por el denominado “Síndrome del Concejal de Cuenca” (SCC)
Para los no familiarizados con la patología esta se caracteriza por la asunción de unos aires de grandeza que no tienen base en la realidad ni están acordes con la influencia real o la formación del individuo y se desencadena siempre que el sujeto obtiene una posición de relativo poder sobre otros. Remedios Lasoba, decana del Colegio Español de Psiquiatría Recreativa indica que “suele estar latente en el individuo, pero cuando obtiene un cargo- por muy irrelevante que sea- se agudiza. Se aprecia sobretodo en presidentes del AMPA, secretarios o tesoreros de clubes deportivos de categorías muy inferiores o presidentes de turno de la comunidad de vecinos”
El conocido chiste del concejal de Cuenca dio nombre a la enfermedad e hizo un flaco favor a los afectados. Herminio Gutiérrez-Mellado (nombre ficticio) nos relata con voz entrecortada su calvario: “cuando me tocó ser presidente de la comunidad me hice un uniforme con jarreteras, me hacía llamar vuecencia y portaba un arma reglamentaria al cinto. Cuando me dí cuenta del ridículo que había hecho lloré desconsolado”. Espeluznante testimonio que en breve será cosa del pasado.