
Elon Musk, el magnate propietario de Twitter ha ido más allá en su política de renovación de la red social.
A las pocas semanas de haber llegado a la empresa, Musk despidió a 4.000 informáticos y obligó a los que permanecían a trabajar en turnos de 23 horas.
Ahora, para infundir el respeto necesario, la tecnológica ha instalado a la entrada de sus oficinas una reproducción del millonario que el Museo de Cera cedió expresamente. La figura, representada con fidelidad relativa, muestra un semblante entre mordaz y terrorífico y viste con elegancia, para contrastar con la tradicional y desastrada indumentaria de los informáticos.
Dicen algunos empleados clandestinamente que es horrible llegar al trabajo y encontrar el rostro de Elon Musk a las cinco de la mañana , pero que «eso nos motiva para no levantar la cabeza del computador«.
Las medidas implementadas parece que van dando resultado. De hecho las acciones de Twitter ya cotizan a 3 dólares zimbabwenses cada una.