El sindicato de cineastas norteamericanos y Steven Spilberg (NAFMSS) ha informado esta misma mañana de la decisión de mantener el hábito de despertar a sus personajes a las seis de la mañana, seis y once a lo sumo.

La razón de esta decisión estriba en consolidar la imagen de protagonistas madrugadores, buenos padres de familia y salvadores del mudo ante cualquier cataclismo o Godzilla. Del mismo modo, mantendrán las persianas levantadas para que cuando el despertador suene, el actor haga el gesto de que les molesta la luz, se restriegue los ojos y de un beso a su mujer que duerme plácidamente. Luego se tomará un café frío y saldrá de casa ya con un sol de tres pares de cojones y diciendo a la vaga de su pareja «Adios, princesa: tengo que salvar el mundo«.
Siempre según el comunicado, el hijo pequeño se llamará Jimmy si es varón o C.J. si es niña. Con esta declaración de intenciones, la industria del cine pretende tranquilizar al espectador medio así como paliar la falta de estrenos (e ideas) que por culpa de la pandemia asolan los cines del mundo entero.