Así de contundente se ha pronunciado el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, en comparecencia mundial. Según el mandatario, el país del Danubio se jacta de poseer una cultura musical heterosexual de primer orden que no debe ser mancillada participando en concursos musicales gays.
«Las canciones de Eurovisión son una puta mierda; mal. Pero lo que no puede ser es el festival esté lleno de maricones, mujeres que trabajan y bailarines de ingle prieta. Y vamos a ver, que aquí mando yo»– ha dicho Orban mientras se apretaba una mano contra sus testículos. Hungría, que es miembro de la Unión Europea desde 2004 y mecenas preferente de VOX, se mantiene fiel a su política filonazi y homófoba, lo que no ha sido óbice para ganarse la simpatía de europeos y sirios.