
Con un fuerte acento de Bristol debido al internado en que realiza sus estudios, la infanta Leonor se dirige a la tropa que en un futuro será compañera de misiones. «Soy una noble normal, por favor, tratadme como cuando mi padre también era uno más». Palabras sencillas para una aristócrata sencilla en vísperas de ingresar en una academia militar.
Y es que la princesa de Asturias tiene las ideas claras. En Zarzuela dicen que desde pequeña esa niña iba a llegar a Jefa de Estado, como si el destino moviera los hilos de su porvenir. El mismo porvenir que la llevo, con cuatro años, a enamorarse del cine de Akira Kurosawa.
Tal vez el visionado de «Ran» o «Los siete samurais», o simplemente sus obligaciones como niña, la decantaron hacia la vertiente más marcial de la jefatura de Estado. Por eso, un burofax a la comandancia de Zaragoza remitido por la infanta Leonor ya ha solicitado que en la sala de audiovisuales se proyecte al menos una vez a la semana algún largometraje del genio nipón.
Dadas la especial sensibilidad democrática del sector militar hacia la soldadesca, es bastante posible que dicha solicitud sea escuchada, habida cuenta de que, efectivamente, la infanta Leonor será un soldado más.