La jornada electoral del 23 de julio está transcurriendo con absoluta normalidad. Los 37.000.000 españoles de bien que en la jornada electoral decidían sus representantes no ha tenido el menor altercado, más allá de algún cántico de «Cara al sol» o una youtuber que salió de su cueva para conocer en qué consiste la vida real.
Tal ha sido la placidez del proceso democrático que la noticia más destacada podemos encontrarla en las parejas de monjas que año tras año acompañan a sendos ancianos para inculcarles el valor de la iglesia católica a través del voto al PP.
Es el caso de sor María Injerencia y sor Luzbel , dos monjas que, como cada elección, salen en misión pastoral y ejercen su deber ciudadano introduciendo el voto más adecuado en el sobre a ancianos desvalidos. En esta ocasión, uno de los ancianos , doña Concha, se rebeló ante la intromisión aduciendo que ella siempre había votado a Iñigo Errejón. Finalmente, un comprimido tranquilizante recondujo la situación gracias a la colaboración del interventor del PP que se encontraba en los aledaños de la mesa electoral.
«Esos venerables señores ya no tienen raciocinio; les hacemos un favor votando por ellos al PP y de paso, inmatriculamos sus viviendas. Todos salimos ganando«, dice la hermana Luzbel, que lleva haciendo el bien desde épocas preconstitucionales.
Una vez más la fiesta de la democracia ha ganado.
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