Según ha comunicado a última hora del viernes la Conferencia Episcopal Española, ni la virgen María ni cualquiera de sus franquicias (de Gracia, de los Dolores, la Moreneta…) hará acto de presencia en ningún punto de nuestra geografía hasta que se levante el confinamiento. Con esta decisión Nuestra Señora pretende respetar las restricciones impuestas por el gobierno ya que su gran poder de convocatoria congrega a gran número de personas que, por su avanzada edad, son consideradas “población de riesgo”.
El padre Ordoñez Rastrojo, responsable de la Oficina de Asuntos de la Virgen , admite que desde la aparición de los móviles con cámara la virgen ha ido espaciando sus apariciones pero “siempre ha estado ahí, velando por nosotros” y que “ ya volverá cuando lo vea claro”. Según el prelado, está disminución de su actividad no es óbice para que “se siga apareciendo en azulejos, manchas de humedad o cualesquiera otros soportes íntimos y no susceptibles de convocar multitudes”.
Fuentes no oficiales cercanas a la CEE admiten cierto malestar por parte del entorno mariano ya que a su última aparición “no fue ni Dios” y se tuvo que marchar “muy decepcionada” ya que no había ninguna señora mayor con evidentes signos de intoxicación etílica susceptible de trasmitir su mensaje con un hilo de voz entrecortada y temblorosa.