
El pasado sábado, cientos de aficionados del Liverpool y el Real Madrid sin entrada para el partido se concentraron en los aledaños del Stade de France con intención de colarse en el recinto y ver la final de la Champions League.
Pese a los intentos de las autoridades, muchos de los hooligans, algunos con estudios primarios, lograron entrar en el campo y ver de gorra el encuentro.
¿Todos? No, algunos se quedaron atrapados en la valla y fueron detenidos por la policía. Otros, sin embargo consiguieron algo mucho mejor. Es el caso de Peter Beefeater, quien se enganchó uno de sus esfínteres con la zona espinosa de la valla. A pesar de ello, el británico, que está fuertemente vinculado a causas sociales, combatió el aburrimiento y su imposibilidad de avance desplegando una bandera de Ucrania al tiempo que exigía a las tropas rusas que abandonen sus planes de invasión.
“Si la vida te da malta de cebada, haz whisky”, afirma un optimista Beefeater que lleva prácticamente 72 horas encaramado a la verja y aún no muestra visos de abandono.
Una vez más el género humano no deja de sorprendernos, más si está borracho y es inglés.