
Muchos son quienes cuestionan el funcionamiento de los magníficos estadios de fútbol en Qatar una vez que la Copa del Mundo finalice. La pequeña democrácia absolutista del golfo Pérsico invirtió 200.000 millones de euros en la puesta en marcha del campeonato, en la que se incluyen los obsequios a los cargos de la FIFA.
«Estas inversiones no caerán en el olvido, como ocurrió en su momento con las pirámides de Egipto«, asegura Tarik Hawadafi, comisionado para la Justificación de Infraestructuras Faraónicas Efímeras. De hecho, el gobierno catarí ya ha encontrado un uso para las ocho sedes del campeonato. Gracias a su amplitud y gran capacidad de ventilación, los estadios serán reacondicionados como establos o caballerizas en las que los trabajadores extranjeros podrán acomodarse.
«Dispondrán de aseos, zona verde de 108×67 metros, asientos a elegir, pesebres y cómodos lechos de paja; por no hablar de que, al ser ellos quienes construyeron dichos edificios, se encontrarán como en casa», concluye un ilusionado Hawadafi.
La FIFA ya ha dado su aprobación a tales fines, pues considera que de ese modo el espíritu futbolístico se consolidará en Qatar aún más de lo que ya estaba.