Salvador Illa Roca. Filósofo, amable, educado e informal, nos concede la entrevista en la cantina del la facultad de Filosofía y Letras, a cuya tuna pertenece aún hoy. Nosotros llevamos mascarilla y él no porque dice ser un determinista positivista.
P: ¿Qué tiene que ver la filosofía con la Sanidad?
R: Buf, un montón. Por ejemplo, los filósofos antes eran griegos, y el primer médico que conocemos era Hipócrates, griego. ¡Zasca! Y no he hecho más que empezar.
P: Siga, siga
R: Nana Mouskouri, griega. Una vez fue al médico. Nada grave, pero se lo tomó con filosofía.
P: ¿Su verdadera vocación es la política o la filosofía?
R: Soy muy fan de Epicteto de Tebas, que decía que el destino está escrito. Una vez, con la tuna, el de la pandereta se lesionó: doble fractura abierta de peroné y tibia por hacer el payaso. Afortunadamente logré frenar la hemorragia hasta que llegaron las cervezas. Por aquel entonces me horrorizaba la sangre, y trabajar ni le cuento. Ahí vi clara mi vocación, panderetero y ministro de Sanidad.
P: España lidera las cifras más negras de Europa occidental en cuanto a contagios por COVID.
R: Los números son incontestables, no cabe duda, pero como decía Aristóteles, «No me jodáis con el tema de los persas». Ustedes los periodistas muy pesados con el temita de las cifras.
P: ¿Cree que ha sido un acierto abrir bares y terrazas?
R: Como decía Heráclito de Éfeso, «Todo fluye, nada permanece». Pues lo mismo: la gente esa se acabará yendo de las terrazas a dormir la mona. Problema resuelto. Covid cero, gobierno uno.
P: ¿Cuándo llegará la vacuna?
R: La gente que me escribe los discursos opina que el miércoles de la semana que viene, jueves a más tardar. Pero vamos, ni idea.