
Se cumplen veinticinco años del estreno de Titanic, aún hoy una de las películas más taquilleras de todos los tiempos. Por eso su director, James Cameron, quiere reestrenarla «para recordar viejos tiempos y sacarnos unos chelines«.
Sin embargo, en la historia de amor entre Jack (Leonardo Di Caprio) y Rose (Kate Winslet) no siempre se consideró que la relación terminase con una hipotermia, sino con un divorcio en 1954.
De hecho, las primeras versiones del guión eran una comedia hilarante en la que unos marineros universitarios hacían novatadas a los pasajeros. El Titanic, sí, se hundía, pero todos llegaban a la orilla empapados y persiguiendo a la marinería mientras alguien decía «Nadie es perfecto«.
«La idea de meter un iceberg se le ocurrió a Melvin ( Melvin Lannister, ayudante de dirección), lo que hizo cambiar el género de la película hacia un cine catastrofista con tintes amorosos«, dice Cameron. Reconoce que los cambios fueron para bien, aunque siempre puso como condición innegociable que el Titanic naufragase. Y así fue.
El giro argumental elevó el presupuesto inicial de los 14.000 dólares y tres días de rodaje hasta alcanzar los 200 millones de dólares, 170 de ellos dedicados a recrear el iceberg.
Afortunadamente la película recuperó la inversión en taquilla y hoy todos recordamos la película basada en hechos reales contando el final a quienes nunca la vieron.