
Dejar de utilizar las mascarillas está ocasionando inconvenientes que no por leves pueden resultar molestos. Se trata de aquéllas que llevan impreso el emblema o la bandera de España, ya que de no llevarlo se denominan «bozales».
El uso de estos implementos facilitaba en plena pandemia, y hasta hace muy pocos días, el encuentro entre compatriotas. Ello llevaba aparejados cordiales saludos de claxon, guiños y sobre todo, la geolocalización de compatriotas a través de la inspección ocular; es decir, saber que el usuario aún permanecía en territorio nacional.

La retirada de las mascarillas ya ha dado lugar a varias denuncias por desapariciones de ciudadanos españoles que, faltos de elementos orientadores, pierden su ruta y acaban lejos de su hogar o lugar de destino.
Es el caso de Avelino Ternasco, usuario de este tipo de protección desde julio de 2020 y que el pasado jueves dejó de usar. Apareció ayer a las afueras de Clermond-Ferrand (Francia) con claros signos de desorientación e hipotermia, cuando en realidad simplemente había salido a tomar el fresco por el parque de Las Delicias, en Zaragoza, cuatro días antes.
Desde la DGT se informa de que la retirada de mascarillas se haga escalonadamente y con los elementos de balizamiento necesarios..