
El euro alcanzó hace unos días la paridad con el dólar. La guerra en Ucrania y la inflación son algunas de las causas. a pesar del singular hecho, la divisa sigue perdiendo valor en su cotización bursátil.
Tanto es así que el continuo desplome de la moneda común ha llegado a la paridad con la peseta, la vieja y modesta peseta. Los economistas aún no encuentran explicación al acontecimiento económico por lo que el BCE ha comenzado a inyectar liquidez en los países miembros en forma de moneda española. Asímismo el Banco de España ha pedido a la población que busque en cajones y sofás posibles monedas, ya que eso podría enriquecer a las familias notablemente.
El principal temor de los inversores es que la caída alcance valores equivalentes al dracma o, peor aún, la lira italiana.
«Los productos han subido una barbaridad; lo que antes costaba un euro ahora no me llega con una peseta», alega Encarnación Willow, jubilada de Correos en Jutlandia Central (Dinamarca) y damnificada con la pesetización del euro. Como ella son cuatrocientos los millones de ciudadanos europeos que ven cómo su bolsa de la compra no sólo es más cara sino que además se la cobran.
