La dolencia ya es conocida como «codo de Regma»
(SANTANDER) Braulio Antoñanzas lleva siendo heladero setenta y cuatro años, pero su cuerpo ha dicho basta. O mejor dicho, su codo.
Y es que Braulio, al igual que sus compañeros de oficio, sufre codo de tenista al tener que rellenar repetidamente los cucuruchos bolas de helado de hasta 30 centímetros de diámetro.

La patronal heladera no ha querido hacer declaraciones tras las acusaciones vertidas, en las que se imputa a las empresas de ser demasiado espléndidas, exigiendo a sus empleados a que despachen helados de dimensiones colosales.
«Sé de compañeras que han vendido helados de 3,2 kg y obligar al cliente a llevarlo en cabestrillo, añade Gladis Black, heladera de La Polar que arrastra una epicondilitis tipo B desde 1948.
La afección, conocida en el mundillo como codo de Regma, espera a ser reconocida pronto como enfermedad laboral.